A.C. La Ternura, Madrid, 1998
Una acción con la colaboración del público.
El espacio, que ocupaba en su tiempo la A. C. Cruce de Madrid, era en tiempos remotos la lavandería del hospital, que hoy en día ocupa el museo Reina Sofía. Marcando esta relación, colgamos una línea larga de ropa de segunda mano desde Cruce hasta la plaza delante del museo. Aquí empieza el cuento:
Todos partimos desde el edificio donde tiene su sede la A.C. Cruce, que está ubicada al lado del Museo Reina Sofía. Anteriormente habíamos recogido a través de un anuncio ropa de segunda mano portal a portal con nuestro carrito de Simago. Fuimos Nieves (Correa), mi hija de 4 años y yo. Hacía frío y no todos nos daban la bienvenida. Traperos ambulantes.
Llega el día de la acción:
Dejamos un gran montón de ropa en la sala de entrada de CRUCE y nos pusimos unos delantales. Parte de la ropa la llevábamos puesta y pedíamos al público, que hiciera lo mismo y además cogiera un montoncito para administrarlo poco a poco.
Empezamos a poner la cuerda: muchos metros entre árboles y farolas hasta llegar a la plaza del museo y dar a la cuerda una vuelta ahí. El público tenía tantas ganas de colgar la ropa, que casi se caían las cuerdas por sobrepeso. Movimiento, charla, risas, gritos, atención.
«¿Esto es una manifestación contra la política cultural del PP?», nos preguntaron.
De hecho, la casa donde ahora está ubicado CRUCE era antiguamente el lavadero del antiguo hospital, hoy museo Reina Sofía. Eso nos dio la idea. Retomar el lazo. La historia no miente.
Investigar que se puede provocar con una cosa tan cotidiana y universal como colgar la ropa. 500 metros contados. Muchos.
¿La gente se identificara con la gran colada?
¿Los que no entran al Reina pueden ver algo suyo en la plaza?
¿por qué queda esta plaza tan muerta, habiendo tantísimos artistas en Madrid?
El día siguiente, domingo por la mañana. Íbamos a recoger la ropa, pero la cuerda quedaba casi vacía. Durante la noche los transeúntes habían hecho suya la ropa.
